El desprestigio
Un actor muy importante en la guerra de jurídica, mediática y de propaganda, es la ONG internacional, millonaria y poderosísima, de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), liderada por el marxista chileno, José Miguel Vivanco. Periódicamente toman la iniciativa y vuelven al ataque contra la cúpula Militar en Colombia. Son batallas recurrentes que hace parte de la estrategia globalizada de la izquierda internacional, en su constante lucha por inclinar la balanza, de los diferentes países, hacia gobiernos socialistas o cualquiera de sus variantes autoritarias.
La arremetida hace parte de una estrategia sistemática, que hemos denunciado muchas veces en el pasado, y desafortunadamente las FFMM en nuestros países no están preparadas para enfrentarla debido a que nuestro Estado de Derecho ha sido reformado, paso a paso, para tenerlos a merced de este tipo de ataques. Hace algunos años, los militares no sabían o no entendían como funcionaba, pero hoy, aunque muchos la conocen y un buen número de oficiales, suboficiales y soldados, la han sentido en carne propia, no tienen la menor idea de como enfrentarla ya que no cuentan con el apoyo de los políticos. Están tan indefensos como niños en el jardín, porque el mismo Estado, nuestra sociedad, se ha encargado de quitarles todas las opciones de defensa.
Hay varios elementos que los deja maniatados, el principal la desaparición del Fuero Militar, el debilitamiento de la Justicia Penal Militar y el haber quedado a merced de la justicia ordinaria corrupta e ideologizada, están a merced de todo tipo de patrañas que han llevado a miles a las cárceles. Adicionalmente existe una prohibición constitucional que les impide ser beligerantes, participar en política, opinar y no tienen forma de defenderse en los medios, donde son condenados sin formula de juicio y que ejercen todo tipo de presiones mediáticas sobre los jueces que finalmente los terminan condenando.
La estrategia, planeada impecablemente, tiene varias etapas o fases. Las arremetidas iniciales están a cargo de estas ONG internacionales, que se dicen de derechos humanos, pero realmente son instrumentos siniestros del comunismo internacional. En esta primera fase, la intención es señalar, es acusar, es “marcar” a su presa, algo que hemos visto con claridad en estos días (y en el pasado en otros muchos casos) consiste en acusar sin pruebas por una ONG a oficiales de alto rango, buscando momentos o coyunturas políticas especiales, cuando existen álgidos debates en la vida nacional.
Efectivamente, hace un par de semanas, HRW hace público un informe en el que cuestiona al gobierno colombiano, por haber promovido a nueve (9) generales, quienes supuestamente están investigados por falsos positivos pero que en realidad no es cierto. No importa si es cierto o no, lo importante es la acusación y el eco que ella tenga. En esta ocasión entre los altos oficiales se encuentra el actual comandante del Ejército Nacional de Colombia, el General Nicasio de Jesús Martínez Espinel.
Por años han desarrollan una teoría según la cual, coroneles y generales, deben ser considerados responsables de cualquier posible delito que pueda cometer alguno de sus soldados, una clausula parecida, sobre la responsabilidad del mando, se intentó dejar en el Acuerdo para la Paz, firmado entre Santos y las Farc. Este es un objetivo claro, arrodillar a las cúpulas militares y por aquí empiezan, hacer las acusaciones sin importar las pruebas. No importa, después habrá tiempo de fabricarlas.
He aquí la segunda fase que no importa cuanto tiempo se tome, comienza a continuación de que se han señalado a los oficiales por parte de la ONG internacional, en este caso HRW, aparecen algunas ONG colombianas, también supuestamente dedicada a la “defensa de los Derechos Humanos”, las cuales en realidad son, como las definiera algún conocido político colombiano, mercaderes de los derechos humanos. Ellas especialistas en conseguir falsos testigos, en fabricar las “pruebas” y en hacer montajes, hacen las denuncias en la Fiscalía y empieza el calvario para estos oficiales. Muchos de ellos caen presos rápidamente, a algunos otros, los tienen en capilla por años, pero hay una constante, todos terminan arruinados porque la defensa les costará todo su patrimonio.
Estas mismas ONG, llenas de abogados expertos en estos temas, muchas veces logran condenas internacionales contra Colombia, incluso antes de que la justicia colombiana haya fallado los casos contra los oficiales e incluso, en algunos casos, aquí nuca llega esa condena. Así se enriquecen estas ONG, y aunque no fuera por esta vía, tienen la financiación de los grupos a los que sirven. En todo caso, a través de esas condenas logran conseguir ingentes indemnizaciones para las víctimas y se quedan con una buena tajada. Ya sabemos que en muchos casos, las victimas han sido inventadas por las ONG.
Recordemos a Mapiripán, supuesta masacre por la que condenaron al Estado por 59 víctimas, de la que finalmente se supo habían sido 6 los homicidios en 2 días distintos y en diferentes lugares, lo que hace poco creíbles, casi hasta ridículas, las versiones de una supuesta incursión paramilitar con la supuesta complicidad de los militares, que dicen aportaron una logística de guerra exagerada para estos resultados. Cuenta la leyenda, hubo hasta 2 aviones que transportaban la tropa de asesinos. ¿Para que semejante logística si para lo que, supuestamente hicieron, se necesitaba un sicario o máximo dos? Pues el resultado de esta patraña tiene al General Jaime Uscategui, condenado a 37 años sin tener siquiera jurisdicción sobre la zona de Mapiripán cuando ocurrieron los hechos.
Existen diferentes motivaciones para este tipo de montajes: el desprestigio de las FFMM, minar la moral de las tropas, los dineros que obtienen de las demandas contra el Estado y casi siempre, adicionalmente, buscan distraer la atención de los colombianos en momentos álgidos de la vida nacional. Por estos días hay dos temas que quisieran sacar del radar de las noticias, las objeciones que aun no sabemos si hará el presidente Duque de la Ley Estatutaria de la JEP y la exagerada expansión de los cultivos de coca producto de los acuerdos que hiciera el anterior Presidente, con las FARC.
Como podemos ver, la estrategia es diabólica y muy efectiva. Se producen varios efectos buscando minar al Estado, casi siempre, atacando a las FFMM ante la mirada indiferente de muchísimos colombianos que no saben que pensar. Es tal el bombardeo, que mucha gente termina creyendo que los militares son culpables, delincuentes de la peor laya y asesinos, desde el mismo momento en que se produce la noticia. Esta es la versión que nos venden y que apoya con toda consciencia la Prensa colombiana.
Durante todos los años en que se estuvo negociando el proceso de paz, tenían un buen grupo de generales en el sonajero de los acusados por delitos de lesa humanidad, eran casi 32. Hoy, aún, no ha pasado nada con ellos pero los tienen distraídos, desmotivados y dedicados a defenderse ¿cómo podrían rendir así? Seguro algunos de ellos terminarán condenados injustamente y hoy entran en capilla, los nueve mencionados por HRW.
Esta guerra jurídica ya la ganaron los comunistas y tiene mucho que ver el origen ideológico de muchos de nuestros jueces y magistrados, lograron acabar con el fuero militar y hoy, después de en una reforma constitucional parecía que lo recuperaría, con la que los engaño Juan Manuel Santos durante casi 5 años, llegó la JEP para volver a derribar ese fuero constitucional pues ahora los sentarán en el banquillo de los acusados equiparándolos con los guerrilleros de las Farc, esos si poderosos políticos que han alimentado toda esta estrategia con los recursos del narcotráfico.
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