Fabricantes de miseria

Recientemente me encontré un video en Youtube, llamado “José (pepe) Mujica: "El verdadero enemigo no es el capitalismo ... capitalistas somos todos", que me sorprendió por su contenido y por el protagonista. Pueden verlo en el siguiente vínculo. A continuación transcribo algunos apartes del video:

Dice Pepe Mujica: “Somos hijos del capitalismo. El capitalismo desató en el mundo una cosa maravillosa. Domesticó a la ciencia, y la metió en el incremento de la tecnología. Y multiplicó el trabajo, la productividad del trabajo por todas partes y cambió el mundo. Pero ¿Cuál es el motor? la ganancia. Lo que empuja es la ganancia.”

Reflexiona: “Lo que ha sido el motor del progreso, ha sido también el motor de nuestro egoísmo. No hemos encontrado otro motor que empuje la economía, y a veces somos tan "huevos" que no nos damos cuenta que tenemos que lidiar con esta contradicción en una punta y la otra. Estamos en un juego cruzado ¿por qué? porque si mato la necesidad de ganar de la inversión empresarial no estoy jodiendo a la empresa estoy matando el motor que permite multiplicar los panes de la sociedad. Pero a su vez tengo que soportar la injusticia que existe en la sociedad y quiero repartir. Estoy tironeado por un lado y por el otro.”

Y concluye: “Le falta al mundo comprender, le falta a la izquierda, porque todos somos capitalistas, incluso los más supuestos revolucionarios no renuncian a las mieles que desató el capitalismo y a todas las comodidades que genera el capitalismo. Vaya contradicción la nuestra.”

Recordemos que Pepe Mujica, fue militante activo y cabecilla del movimiento guerrillero llamado los Tupamaros, fundado en 1965 en Uruguay. Nótese la coincidencia de fechas, las Farc fueron fundadas, según algunos historiadores, en 1964. Si uno analiza la mayoría de estos movimientos fueron creados después de que Fidel Castro llegara al poder en 1959, quien pudo, desde allí, ayudar a sembrar las ideologías comunistas que venían de la Rusia comunista desde los años 20 y dieron origen a la más sangrienta lucha en Sur América por imponer esa ideología.

Mujica fue guerrillero, hizo parte de la dirección de la organización terrorista. Responsable del asesinato de cientos de ciudadanos uruguayos, bombas en centros comerciales, atentados contra militares y policías, en fin, de los delitos más atroces que haya visto esa nación. Posteriormente, Mujica estuvo en la cárcel después de que fuera derrotado el movimiento extremista. Hoy esos mismos extremistas, a la luz de las enseñanzas de Gramsci, han llegado al poder en la mayoría de los países de Sur América, posando de demócratas en desarrollo de hábiles patrañas, y han extendido la pobreza en aplicación de su ideología fracasada en varios continentes. Vamos solo dos ejemplos: Cuba y Venezuela, aunque hoy hay muchos más ejemplos en los gobiernos socialistas de América Latina que transitan el mismo camino, algunos más lentamente, pero con el mismo norte. Son sencillamente fabricantes de miseria.

Han odiado todo lo que representa el capitalismo, pero ya en el poder, la corrupción les ha permitido vivir como los mas ricos de los capitalistas, mientras sus pueblos se mueren de hambre y se profundiza la pobreza. La única forma de mantenerse en el poder, es promover y delegar la corrupción entre sus círculos cercanos.

Volviendo a Mujica habría que reconocerle dos cosas: aunque sea al final de su vida entendió que la única forma de generar desarrollo es el modelo capitalista y logró pasar por la presidencia de su país sin caer en la tentación de la corrupción. Según el mismo predica, su vida austera es parte de sus convicciones. El es la excepción que confirma la regla..

Sin embargo debe ser muy triste pasar toda su vida luchando por una ideología equivocada, todas esas vidas desperdiciadas en su lucha armada (víctimas y guerrilleros) ¿para que? No puedo imaginarme el vacío que debe sentir al entender que toda su vida fue un desperdicio. Aunque como decía, por lo menos al final, Mujica, entendió su error. Lo que esta claro es que personas como los Castro, Maduro, Ortega y otros, ni al final de sus días lograrán entender lo estéril de sus vidas y lo sangriento de su fracaso .


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