Ojalá no le desamarren los pantalones
Si quieren destruir a un país, a Colombia, solo hay que acabar con la juventud y sentarse a esperar. Esta tarea le esta saliendo muy bien a los representantes de la izquierda que con un discurso de progresismo, derechos y de diversidad, han logrado que Colombia pase de ser un país productor (no consumidor) de estupefacientes a ser un país productor-consumidor. El consumo ha aumentado de manera alarmante entre la juventud y están logrando que este flagelo aflija a nuestros jóvenes desde muy niños, desde el colegio.
Hoy, con el fallo promovido por el entonces magistrado Carlos Gaviria Díaz, quien tuviera tenebrosas ideas como decir “que es licito matar para que otros vivan mejor” (aprobando las guerrillas), se implantó por parte la Corte Constitucional la “dosis mínima” para consumo personal, con el argumento de respetar “el libre desarrollo de la personalidad”. Por este camino, años después, como no era suficientemente perversa la permisividad de la dosis mínima, otra vez la misma corte, definió la “dosis de aprovisionamiento”, es decir, permitir el porte de una dosis para la semana o para un mes.
Esta, la dosis mínima, era un problema para el jíbaro pues tenía que llevar una sola dosis para esquivar a la policía y poder vendérsela a un niño, después debía regresar por más para seguir vendiendo. Pero la vida se les arregló a los empresarios del microtráfico, con la dosis de aprovisionamiento, estas alimañas ponzoñosas, ya podían cargar un alijo mayor para ser más eficaces en su comercialización. Lo han llamado “narco-menudeo” pero debería llamarse terrorismo agravado, con la mayor de las penas porque atentan contra contra nuestra juventud vendiendo en los alrededores de los colegios en todo el país.
El presidente Duque, pensando que este cáncer se carcome a nuestra sociedad, decidió prohibir el porte de cualquiera dosis, y en el momento del decomiso de estas, definir qué quien porte más de la mínima será tratado como jíbaro o distribuidor y será judicializado. Por estas medidas le han caído encima los periodistas más poderosos esgrimiendo todo tipo de argumentos, por la prohibición del porte de la droga y llevan los últimos 30 dias criticando las medida y haciendo entrevistas a “connotados constitucionalistas” y a políticos, que argumentan toda clase de barbaridades para satanizar la intención del Presidente.
Estoy seguro de que, con toda esta presión de la prensa contra el decreto 1844 de 2018 que reglamenta parcialmente el código de policía, recientemente aprobado, prohíbe “poseer, tener, entregar, distribuir o comercializar drogas o sustancias prohibidas” y de tanto opinador que los medios ensalzan con el calificativo de “constitucionalista” o “expertos”, lograrán que, después de una segurísima demanda contra el decreto que será presentada por algún tonto útil, la Corte Constitucional lo tumbará. Se me ocurre pensar es que esta gente dañina e indolente deshonra muestra justicia, más bien parecen socios del narcotráfico y enemigos de la juventud y merecerían ser tratados como traidores.
En este último mes hemos visto resultados de encuestas en las que los colombianos se manifiestan a favor de la prohibición en porcentajes superiores al 70%, hemos escuchado opiniones de la gente del común implorar, en los medios -en los pocos que les dejan opinar- y en las redes sociales, que se prohiba la dosis mínima, que se reprima con fuerza y con carácter el narcotráfico.
Estoy seguro de que la mayoría de las familias ha vivido la tragedia de un hijo, un hermano, un sobrino o un primo que perdió su futuro al caer preso de la adicción a sustancias sicoactivas. Esto no se le desea a nadie. Todos entendemos lo grave de la situación. Hace unos días Vicky Dávila hizo un programa con jóvenes de diferentes edades, todos adictos en grave condición, jóvenes que luchan por salir de ese hueco terrible y oscuro. Todos, sin excepción dijeron estar de acuerdo con la prohibición y algunos de ellos manifestaron que de existir esta prohibición quizás les hubiera evitado caer en el vicio que hoy los consume.
¿No será que nuestros jóvenes tienen el derecho a la salud mental? Porque esta claro que acaba con el cerebro y la salud de los consumidores ¿Creerán los magistrados que con los fallos que han proferido sobre la dosis personal ayudan a Colombia a tener una mejor sociedad? ¿No habrá un derecho fundamental que se llame “derecho a la salud mental”? Pues si no está escrito, se lo deberían inventar y estas medidas podrían ser parte de la prevención, ya que diariamente salen nuevos derechos que invocan en los millones de tutelas.
¿Se han preguntado como se puede combatir el narcotráfico si no se penaliza su distribución? La lógica me dice que la cadena completa debe ser perseguida si se quiere tener éxito. A diario escuchamos a los mismos personajes, mencionados atrás, que la guerra contra las drogas se ha perdido. Pero claro!! ¿Como ganarla si una de las puntas de la cadena se despenaliza?
Creo que tiene el Presidente una tarea titánica, y al parecer esta es una de las prioridades de su gobierno. En hora buena alguien se amarró los pantalones, ojalá que entre la prensa y los magistrados no se los desamarren.
@jebotero