¿Pedagogía o laboratorios del posconflicto?
Diariamente somos testigos de escándalos mayores, sobre corrupción, que muchas veces superan nuestra capacidad de asombro. Asistimos a discusiones en los medios sobre si la crisis económica es culpa o no de este gobierno y escuchamos, que 5 años después, Santos aún le echa la culpa al gobierno anterior, del cual él hizo parte importante. Se ha generado un clima de polarización que el gobierno no trata de resolver, al contrario, atiza la hoguera llamando a sus críticos enemigos de la paz, así estén hablando de economía, de petróleo o de justicia.
Pero lo que más preocupa es la actitud de muchos colombianos: muchos creen ciegamente en el gobierno y no se detienen a analizar las noticias de prensa o los documentos firmados entre el Gobierno y FARC. Para ellos la paz lo justifica todo. Todo lo que han acordado en La Habana está publicado pero pocos se toman el trabajo de analizar el significado de esos textos, los mismos que son la razón para que algunos analistas, escritores y columnistas, se opongan a los acuerdos con sobradas razones.
Desafortunadamente la mayoría de los que apoyan o rechazan el proceso, lo hacen más con el corazón o el hígado, que porque hayan analizado el proceso y entiendan realmente lo que está en juego. Uno entiende que una importante mayoría no lea lo que allí está escrito, pero hay mucha gente con la cultura, capacidad y educación para entender, pero simplemente no les interesa y su pereza los lleva a creer ciegamente en lo que dicen Santos y sus asesores.
Colombia avanza hacia unos acuerdos de "fin del conflicto", que según el presidente se firmarán el 23 de Marzo, pero según Ivan Marquez la firma llegará hacia el fin de este año, una vez más se evidencia que los anuncios de Santos sobre la paz no pasan de ser oportunistas con contenidos mediáticos. Lo malo para él, es que cada vez se desprestigia más.
Esta semana se reanudaron las jornadas pedagógicas de las FARC. Recordemos que una de aquellas se descubrió que está pedagogía “a las tropas” no era otra cosa que actos proselitistas con fusil al hombro. Según se ha develado otros 4 "eventos pedagógicos" han tenido lugar (antes de Conejo) con plena autorización del gobierno, aunque este lo niegue, en diferentes municipios de varios departamentos del país (Putumayo, Caquetá, Cauca y Chocó), eventos (todos) vedados para la prensa.
Tal parece que la “pedagogía” ajustada, tendrá “invitados civiles” lo que significa que habrá más proselitismo armado, solo que esta vez tampoco aparecerá la prensa, solo Telesur. Seguramente decomisarán teléfonos y todo lo que pudiera servir para que la población pueda fotografiar y denunciar la política con armas. En la nueva etapa de la pedagogía aparecieron triunfales por el departamento del Cauca los jefes de las FARC en carros robados desafiando a toda Colombia con sus actos.
Preocupa la solicitud de las FARC para que se establezcan 75 zonas de concentración, en las que, según ellos, aún estarán armados. Han solicitado estar en contacto con la población. Según se ha dicho, el gobierno ha ofrecido 7 ¿cuantas serán, quien ganará ese pulso?. Grave es que uno ya no pueda creerle al gobierno, siempre se retracta de lo que dice o hace todo lo contrario a lo que promete. Lo sucedido en Conejo parece claramente un "ensayo" o "laboratorio" de lo que serán esas zonas de concentración, muy diferente a las recomendadas por la oposición democrática, se parece exactamente lo que han pedido y que anuncia. de tanto en tanto, las Farc en los medios.
Un reciente escrito del expresidente Andres Pastrana, que analiza los acuerdos sobre la Justicia Transicional y nos muestra el golpe de estado que se prepara contra la justicia y contra los colombianos. A Pastrana no pueden acusarlo, propiamente, de ser enemigo de la paz. Definitivamente hace un análisis bien sesudo demostrando los riesgos que amenazan a nuestra democracia. Por supuesto ya han salido voces oficiales a descalificarlo, pero como siempre, sin rebatir sus argumentos.
Entre las declaraciones de Pastrana y las denuncias de Uribe ante la OEA, sobre la impunidad que se viene y las persecuciones políticas, ha pasado el Gobierno en estas semanas, varios tragos amargos, al punto de que han pasado, mezquinamente, a la ofensiva encarcelando al hermano del expresidente (Santiago Uribe) por un caso ya prescrito y archivado por la fiscalía. Hoy lo desempolvan, a modo de vendetta, con las características mediáticas a las que ya nos tienen acostumbrados, pues parece que buscan en poner al uribismo al nivel de las Farc, buscando que acepten y se acojan a la Justicia Transicional.
Hoy está claro que al proceso de paz y el presidente Santos, atraviesan por un nivel de desprestigio preocupante para el Jefe del Estado y aparentemente viene perdiendo los estribos. El miércoles pasado, después de una pequeña protesta de la bancada uribista por la aprehensión de Santiago Uribe, ordenó a todos sus ministros que insultaran a Uribe a través de Twitter, dando un deplorable espectáculo que más daño le hace a la imagen del gobierno que al agraviado.