Probando valentía a través de la máxima cobardía

Son muchas las tropelías que quieren que aceptemos, son demasiadas las agresiones a la democracia que nos imponen ciertas corrientes progresistas que se han tomado una buena parte de los cargos claves de la democracia.

Pensar que hay personas, en el mismo pais, que gozan de derechos diferenciales, es una situación que violenta la razón, subleva el espíritu y hace desparecer la fe en las instituciones. Muchos ni lo entienden. Les han vendido ideas de una enorme simpleza, llenas de falsedad, y con gran facilidad los convierten en energúmenos defensores de ideas, que en su entender, lo justifican todo.

Hemos hablado suficientemente de las claudicaciones del gobierno, del Congreso, de las Cortes y de muchos ciudadanos, de los preceptos constitucionales, ante la idea de una “paz estable y duradera”, que de todo tiene, menos de esa pretendida estabilidad. Son tales las violaciones a la constitución y a la democracia, que tarde o temprano, esta rotura de orden institucional y moral, se volcará en forma de una inmensa polarización social que bien puede estallar en una cruenta violencia.

La última de las amargas sorpresas, fue la desautorización que hiciera la Corte Constitucional al Congreso, quienes en un destello de lucidez, después de aprobar todas las aberrantes leyes planteadas por el gobierno para institucionalizar la impunidad, decidieron que los crímenes sexuales contra niñas y niños, y los abortos forzados practicados a la fuerza y por miles, irían a la justicia ordinaria.

Recordemos que a las niñas reclutadas, desde muy jóvenes, después de abusabas día tras día, si quedaban embarazadas eran agredidas practicándoles abortos obligados en los cuales, literalmente, despedazaban a sus niños al extraerlos de los vientres de sus madres. Muchas de ellas murieron como consecuencia de esta atrocidad que podríamos llamar una carnicería despiadada.

Me niego a creer que alguien medianamente cuerdo, con cierto sentido de humanidad, pueda siquiera considerar que estos crímenes puedan considerarse conexos con la rebelión. Eso es lo que dijo la Corte después de decir que el Congreso no tenia esa competencia, entonces ¿no podía, el Congreso, hacer leyes, modificar lo planteado y ajustar las propuestas de Santos y las Farc? Recordemos que la Corte Constitucional así lo señaló cuando permitió que los temas podrían ser tratados individualmente y modificados por el Congreso. En todo caso, para las fechas en que el Congreso hizo las modificaciones ya se había acabado el plazo del Fastrack, que tan abusivamente había impuesto el gobierno para implementar los acuerdos.

Pues es lo que han hecho, ratificar la impunidad para las Farc, aún en los crímenes más atroces.

También dijo la Corte Constitucional que la JEP es la que decide si hay crimen o no, por parte de algún desmovilizado de las Farc, así haya delinquido después de los acuerdos. Esto si que viola y se sale de los acuerdos, pues allí se expresó claramente que los crímenes cometidos después de la firma, no solamente irían a la justicia ordinaria sino que el sujeto perdería todos los beneficios contemplados en el indignante documento. Así pues, Santrich y los demás farianos, que sigan delinquiendo, serán tratados de forma diferente al resto de los mortales.

Tal parece que para poder adelantar su “rebelión”, las Farc debían probar su valentía, cometiendo la mayor de las cobardías: violar niñas y niños, pasándolas de unos a otros, entre comandantes y al final entre la guerrilleros rasos. Tal salvajada nos obliga a alzar la voz ante las instancias internacionales, tendremos que poner en conocimiento de la Corte Penal Internacional la forma como se han burlado de los colombianos, de las víctimas y de los tratados internacionales. Tan graves son los hechos y sus autores, como sus cómplices. Las triquiñuelas utilizadas para definir delitos conexos, que jamás lo han sido, y así otorgar la impunidad grotesca para sentar en el Congreso a los peores criminales de la humanidad, comparables solamente con los nazis, es una mofa descarada.

Convenientemente, cuando salió este vergonzoso fallo, estábamos en plena campaña para la consulta contra la corrupción. Los principios de muchos colombianos provocan hilaridad pues ninguno de sus promotores, ni quienes apoyaron la tal consulta, han comentado una línea sobre este tema. ¡Ni una sola protesta! ¿Acaso esto no es corrupción?

Pero no, ni siquiera las llamadas “defensoras de las mujeres y de los niños” han hecho un solo comentario. Conozco al menos un par de congresistas, que al inicio de sus carreras en el Congreso, alzaban las banderas en defensa de las mujeres y a niños. Pero después de tomarse algunas fotos con Timochenko, con Santrich y con toda la cúpula de las Farc, se olvidaron de sus banderas y poco o nada comentan sobre esta situación.

Otra aberrante situación, que muchos calificamos como corrupción, es el fallo del Consejo de Estado contra la Nación, condenándola por el atentado al Club el Nogal, un caso que estaba resuelto por la justicia y condenados sus autores materiales e intelectuales: LAS FARC. Los terroristas del Nogal que hoy se sientan en el congreso, que violaban niñas y niños, vulgares narcotraficantes, han encontrado en las Altas Cortes (cooptadas por Santos durante su nefasto gobierno) los mayores guardianes de ese acuerdo espúreo y aberrante, que legaliza la mas brutal impunidad.

@jebotero


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