Una pluma envenenada

Antonio Caballero, proveniente de la más rancia oligarquía bogotana, nihilista cínico, con un inmenso talento destructor cuenta una pluma prodigiosa pero envenenada, dedicada a la destrucción moral o sicológica de una sociedad. Junto a otros connotados escritores de su generación, como Enrique Santos Calderón, Orlando Fals Borda y Gabriel García Márquez, entre otros, han sido repugnantemente cercanos al extremismo de izquierda, fundamento de los grupos guerrilleros, se han dedicado a apoyar a los radicales y a atacar las insituciones colombianas más respetadas como el Ejército Nacional.

Todos ellos crearon en una revista llamada Alternativa, en al década del 70, la cual duró unos pocos años pues ellos mismos se encargaron de enterrarla y desde alli, apoyaban ideológicamente a movimientos como el M-19. Estos privilegiados en el manejo del idioma han puesto su pluma al servicio de cuasas antidemocráticas, historicamente fracasadas, por las cuales siguen luchando no importa que esto signifique acabar con la democracia más antigua de America, lo importante es destruir, lo importante es subvertir, lo primordial es cambiar la historia.

Escribe Antonio Caballero un articulo infame contra las Fuerzas Militares -Revista Semana, 2014/11/19, Traidores- en el cual pretende culpar al Ejército por todos los fracasos en los diferentes procesos de paz que se han desarrollado en Colombia desde los tiempos de Belisario Bentacur. Afirma que hoy son los grandes enemigos del proceso de paz y aprovecha para echarles baldados de agua sucia, en lo cual es experto. Todo aquello totalmente falso.

Coincidencialemente, este argumento se parece a las versiones que hoy nos quiere vender el grupo terrorista FARC avaladas por el Gobierno de Juan Manuel Santos. Pronto leeremos el informe de la mal habida “Comisión Histórica”, creada por el gobierno a petición de este grupo terrorista, y que a jugar por por los miembros de la comisión -historiadores y sociologos sospechosamente afines ideológicamente a estos grupos- dirá que la responsabilidad del “conflicto” es enteramente del Estado colombiano y de sus sanguinarias fuerzas militares. Ya lo dijo el Grupo de Memoria Historica, faltando descarada y tendenciosamente a la verdad. Tergiversar la hisotria es una de las estrategias de triunfo de la izquierda extremista, ya probada en varios paises de Latinoamerica.

Recordemos que, de la firma de los Acuerdos de paz de La Uribe entre Belisario Betancur y las Farc surgío la Unión Patriótica, un partido político, que hoy ha sido revivido en medio de las actuales conversaciones de paz, casi 30 años después. Este partido fue exterminado por una “extrema derecha” intolerante, que no estaba dispuesta a aceptar que se hiciera política con armas, lo cual ocurría por esos años, dado que sus fundadores –las Farc- seguian en armas. Culpar al Ejército de esta barbarie no se ajusta a la verdad, en cambio tratar de ocultar la historia y las causas de semejante salvajada, parece que no le sirve a nadie hoy, para entender que lo que se pretende con el cese bilateral al fuego sin haber entregado las armas. El llamamiento a un referendo o la posibilidad de una constituyente, mientras las Farc mantengan sus armas, hará que se reviva este pasaje oscuro de nuestra historia.

Nuestro Ejército, y en general todas nuestras FFMM, han sido leales al poder civil, yo diría demasiado algunas veces, una de sus principales misiones es mantener la democracia y lo han demostrado con creces. En época de Samper Pizano, aquel nefasto narco-presidente, bien podrían haber derrocado a este deleznable personaje, pero fieles a su misión, a su lealtad, a su respeto por la constitución, por su honor juraron defender la democracia y se mantuvieron firmes en su propósito.

Parte de la estrategia de los amigos de las Farc, es desprestigiar al Ejército y para ello utilizan la calumnia y la guerra jurídica. Recordemos a Voltaire, “calumniad, calumniad que algo quedará”. Por ello vemos como, con maestría, han acorralado el Ejército en procesos jurídicos intoxicados, han pretendido acabar con la Intenigencia Militar, que sin esta arma es como si el Ejército perdiera sus ojos, los haría vulnerables y perderían la guerra irremediablemente.

Es por ello que vemos a la Revista Semana al servicio del terrorismo, “destapando” escándalos infames e infundados como el de Andrómeda –sede encubierta de inteligencia declarada legal por el gobierno, que fue objeto de allanamientos por parte de la fiscalía y de ataques medíaticos- apoyando a la fiscalía en esta monumental patraña, lo que demuestra que un gran plan coordinado para construir montajes con diversos actores que pretenden maniatar y desprestigiar a los militares.

Traidores son, realmente, esta recua de escritores sin moral y sin ética, que apoyan cada intento del comunismo por tergiversar la historia y que buscan que Colombia caiga en el modelo marxista como Cuba o Venezuela. Traidores, que pena, que personas tan brillantes como Gabriel García Márquez fuera toda su vida intimo amigo de Fidel Castro, sabiendo que este financiaba y entrenaba grupos guerrilleros, los mismos que ensangrentaron a Colombia y a toda nuestra América. Esto es traición a su patria, de la que salió huyendo por comprobados vinculos con las guerrillas. Ellos si, traidores.

Alerta mis queridos lectores, el comunismo ha entrado a Colombia, se ha fortalecido, ha infiltrado nuestras instituciones… pronto estará en el poder –ya lo tienen a medias-. Nos toca identificar bien a los traidores para develar sus mentiras y orientar a nuestros allegados sobre cómo votar contra ellos para defender la libertad, la verdad, la justicia y la democracia.

@jebotero