El paraíso de la coca
Es increíble la etapa de negación por la que atraviesa Colombia. Nadie quiere escuchar hablar de la realidad nacional. En los chats de familia, te quieren callar, en los chats de amigos (colegio y universidad) también te dicen que no se hable de política, pero lo que realmente están pidiendo es que no se mencione para nada la situación actual del país respecto al proceso de paz, un barco que hace agua por todos los lados.
Es claro que el mejor escenario es la paz, pero una paz sostenible. Sin embargo quienes votamos NO a los acuerdos de La Habana, en el plebiscito del 2 de octubre de 2016, no queríamos la guerra, queríamos evitar lo que esta pasando hoy que es demasiado grave. Pero todavía nos llaman “amigos de la guerra” o “guerreristas”, siempre en un intento por callarnos.
Escuchaba en estos días al padre Linero en BluRadio, que a pesar de haber renunciado al sacerdocio su formación prevalece. Hablaba sobre el perdón, sobre la accion de perdonar y que esta constituía una sanación para las víctimas, pero agregaba que el hecho de perdonar no implicaba que se debÍa olvidar. Es decir, perdón pero sin olvido. Y esto es lo que algunos de nosotros pretendemos, recordando la historia y comentando los acontecimientos diarios, que no se olvide lo que ha pasado y que otros no nos cuenten una historia inventada, algo en que son expertos en la izquierda radical, como lo hicieran con mucho éxito en el Cono Sur.
Así pues, no creo que resaltar los hechos pasados y presentes, y quizás prever las consecuencias, no constituye una agresión a la sociedad ni al proceso de paz, simplemente reconocer nuestros yerros como pais puede enseñar a nuestras generaciones futuras sobre cuales son los errores que no se deberían repetir.
Recordemos que una de las primeras concesiones hechas por Santos a las Farc fue dejar de fumigar los cultivos de coca, y acabar con la erradicación manual, pues redujo los grupos de erradicación a un numero mínimo, lo que era casi un chiste.
¿Como pudo imaginarse Santos, que dejar el pais a merced del narcotráfico ayudaría a la construcción de la paz en Colombia? ¿De verdad lo imaginó? Yo, amigos, no lo entiendo, y permítanme decir que no creo en su buena fe ni en que hubiera cometido un error en forma involuntaria. Se le dijo en todos los tonos que era absurdo pero siguió adelante. Su vanidad fue superior. A él solo le interesaba la firma de ese papel a cualquier precio, no importaba que después todo se fuera al carajo. Ya habría oportunidad de echarle la culpa a su sucesor, por incumplir con unos acuerdos imposibles de cumplir.
Pues, claramente, eso es lo que está pasando. Inclusive desde antes de que Santos dejara el gobierno, ya habían asesinado a mas de 250 lideres en las zonas del “antiguo conflicto”, porque si en algo falló fue en implementar sus acuerdos. ¿Antiguo? ¿Les parece, amigos lectores, que esas son zonas de un “antiguo conflicto”? Pues a mi no me lo parece, porque son las mismas zonas donde antes estaban las Farc y estaba la coca, o mejor dicho, donde la coca se multiplicó por 5 en los 5 años de negociación.
Y ¿Qué creen que hay en esas zonas?: el intento por erradicar (de unos), los intentos por no dejar erradicar (de otros), intentos de que se devuelvan las tierras a sus antiguos propietarios e intentos de que no se devuelva la tierra porque sirve para el cultivo de la coca y la dominación de la población. Y claro, querían que de esas zonas salieran otras 16 curules para el congreso, que serían ocupadas por las “víctimas”. Pero ¿Quiénes creen que las ocuparían? En buena hora se hundieron, aunque la idea sigue rondando.
Ni Santos ni Duque son los autores de esos crímenes, aunque pensándolo bien, Santos podría serlo pues nos dejo este escenario listo para una nueva guerra. Así que podríamos señalarlo como culpable por esa negociación en la que terminó cediendo todo lo que pidieron las Farc, todo por el afán de pasar a la historia con un Premio Nobel de Paz bastante cuestionado. Como será, que su ministro de defensa estrella, Juan Carlos Pinzón, le dijo a Vicky Dávila en La W, en estos días, que “terminaron negociando las Farc con las Farc”. Sin comentarios porque estoy de acuerdo 100%.
Para lograr este paraíso cocalero solo tuvo que mentir, polarizar y calumniar, comprar al congreso en forma descarada y cooptar las cortes. Recordemos que, para que el congreso eligiera a cierta magistrada para la Corte Constitucional, amenazó al congreso diciéndoles que las Farc volverían al monte y se acabaría la paz sino se escogía a su recomendada. Esto esta en los periódicos, no es invención mía, pueden buscar si es que no se acuerdan. Se aseguró de que la Corte Constitucional fuera de bolsillo y logró, no solo que esta desconociera al constituyente primario (el pueblo) sino que prohibiera las fumigaciones con glifosato, una carambola a tres bandas, quizás las más espectacular que se haya visto.
Dijo en campaña de presidente que los guerrilleros autores de delitos de lesa humanidad no irían al congreso, no habría impunidad y pagarían cárcel, sin embargo, los vimos llegar al Congreso sin haber siquiera prestado declaración ni haber pedido perdón a los colombianos.
Lo que hizo constituye tan mal ejemplo, como el que pueda dar un padre a sus hijos cuando fuma marihuana y luego trata de decirles que eso es malo. Hoy tenemos el resultado, del ejemplo dado a Colombia, un ELN que se multiplico por 5 después de la supuesta desmovilización de las Farc (se sabe que muchísimos guerrilleros solo cambiaron de brazalete), unas “disidencias” fortalecidas de las que nadie cree que sean tales, sino una retaguardia estratégica de las Farc.
Se tiene información, de buena fuente desde Venezuela, que hay grupos de las Farc en 10 estados venezolanos, aterrorizado a los venezolanos, que son dueños (o socios de Maduro) de la minería ilegal y del narcotráfico. Esto claramente se considera, por parte de los expertos, que hacen parte de la retaguardia estratégica que seguramente ya comandan Ivan Marquez, El Paisa y Santrich.
Jamás se ha sabido y seguro no pasará en ninguna otra parte del mundo, una justicia creada por los terroristas para juzgar a los terroristas. Esta es la JEP (Justicia Especial para la Paz), creada para proteger a los terroristas, garantizar su impunidad, y para generar un instrumento de venganza contra el Estado que los combatió: militares y políticos que trataron de reprimirlos por las vías constitucionales.
Es tan grotesca esta institución, que dice su presidenta, que solo serán juzgado los máximos responsables de las Farc. A todos ellos les vienen recibiendo declaraciones a puerta cerrada y de esa forma nunca se conocerán sus historias ni que crímenes han reconocido. Se suponía que “las víctimas estaban en el centro de los acuerdo” (frase que escucho repetir a algunos amigos y a veces creo que no saben lo que dicen). A esas declaraciones de los máximos responsables no dejan entrar a las víctimas, ni a la prensa, ni a nadie. Pero los periodistas fletados por Santos en su gobierno, jamas se han cuestionado esta situación y los que lo han hecho, han aceptado cualquier disculpa sin chistar.
Por el contrario, cuando es un militar el que comparece ante este tribunal de la infamia, le anteceden declaraciones en los medios, filtraciones, desempolvan historias jamás comprobadas, acusaciones de testigos falsos en muchas ocaciones y entran a la audiencia todas las supuestas víctimas, los colectivos de abogados expertos en demandar al Estado y las ONG que trafican con los derechos humanos y, por supuesto, la prensa ávida de escándalos.
Ese tribunal tan cuidadosamente diseñado por las Farc vs. Farc, que defendería el paraíso cocalero, tenia muy tranquilo a Santrich para seguir en el narcotráfico, y a sus socios, tanto que nunca pensaron que los atraparían. Apenas fue capturado Santrich y el sobrino de Iván Márquez empezó a cantar, como un turpial, en USA, entonces Márquez y el Paisa se desaparecieron en el acto, porque sabían lo que los habían pillado. La JEP “probó finura” impidiendo la extradición del mafioso y las Cortes, ayudaron de manera inexplicable. Pero este es otro tema, suficiente para más de un próximo articulo, donde podríamos intentar entender como fue esa jugada de laboratorio con la que nos hicieron semejante gol a los colombianos.
Pero todavía hay quienes tienen la cara dura de decir que el regreso de Márquez y compañía al monte, es culpa del presidente Duque o del Álvaro Uribe. Sino pregúntenle a Yamil Amat.